Un yayo muy especial.
Leo es un pastor alemán que lleva mucho tiempo esperando una oportunidad.

Fue encontrado en la calle, con muy mal aspecto y mucha desconfianza hacia los humanos. Se notaba que venía de tener una familia, pero no un hogar, estamos seguros de que no le dieron el amor suficiente y lo abandonaron cuando más lo necesitaba.

Al principio le costó mostrar lo alegre que puede llegar a ser y lo mucho que le gustan las caricias cuando se siente seguro con la gente que le rodea. A Leo le encanta que le presten atención, por eso siempre nos da con la patita para que le demos cariño, bueno, y chuches.

Pero poco a poco se fue apagando y cerrando al resto de compañeros, crecieron sus inseguridades y no quería interactuar con nadie. Aún así, tiene muy buenos amigos humanos a los que pedir mimos, pero todavía no se abre a todos.

Leo llegó hace 2 años y medio, ahora está cerca de cumplir los 12 años y tiene muchas ganas de compartir el resto de su vida con alguien que lo quiera, y no queremos que se apague aún más ni que termine sus días solo.

Necesita una familia, sin niños pequeños u otros animales, con experiencia y comprometida, que quiera hacerle feliz y que le dé todo el amor que necesita, que es mucho.